雅各布·坎特(Jacob Robert Kantor;1888.08.08-1984.02.02)——美国心理学家
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坎特提出了称之为“行为主义间”的系统心理学。这种心理学和传统的行为主义都否认精神或精神活动,而赞成客观方法。他对行为主义间心理学的第一次陈述出现在他的两卷本《心理学原理》中。认为心理的内容由有机体和刺激物的相互作用构成,反应的有机体和刺激物是同样重要的。这种相互作用构成一系列行为环节,并且是有机体行为间历史的一种功能,也是构成相互作用发生的背景即环境因素的作用。坎特还提出,相互作用的发生必须依赖于接触媒介。例如,在没有光的情况下要察觉一个视学物体是不可能的。坎特认为心理学是一门具有其自身内容的科学,不应被认为是生物学的分支,尽管生物学因素可能参与心理学的相互作用。根据这种范例结构,坎特解释了心理活动,例如感觉、情感、学习、记忆,以及各种各样的含蓄行为。
坎特还是一位心理学史家。他的两卷本《心理学的科学发展》是心理学史领域的重要著作之一。他还著有社会心理学、生理心理学、科学哲学、心理学逻辑和语言学方面的著作。
Schoenfeld (1969), Smith (1973, 1976), Mountjoy (1976) y Morris, Higgins y Bickel (1982) han se?alado aspectos importantes que definen las aportaciones de J.R. Kantor a la psicología en general y al análisis experimental de la conducta en particular. Aun cuando Skinner en La Conducta de los Organismos (1938) se?ala en dos pies de página su deuda con Kantor en relación a los peligros inherentes del uso del concepto de pulsión y a la necesidad de considerar al estímulo y a la respuesta como componentes inseparables de una interacción, no es hasta el volumen tercero de su autobiografía (1979) en que menciona nuevamente que el planteamiento propuesto por Kantor en su Psicologia Objetiva de la Gramática le pareció en su momento que "estaba en buen camino" (p. 45). Esto refleja un hecho poco comprensible quizá, pero inobjetable: la poca influencia explícita que tuvo Kantor en el desarrollo de la psicología enmarcada en el movimiento conductista posterior a los a?os cuarenta. No es sino hasta 1969 cuando Schoenfeld publica en el Journal of the Experimental Analysis of Behavior su J. R. Kantor's Objective Psychology of Grammar and Psychology and Logic: a retrospective appreciation, que Kantor vuelve a ser citado en la literatura especializada.
Varias razones pueden dar cuenta del silencio sobre Kantor por casi tres décadas y el resurgimiento del interés por sus aportaciones. En primer lugar, Kantor nunca intentó formar una escuela de pensamiento particular o proponer una manera única de abordar el estudio experimental de lo psicológico. Nada sería más ajeno a su planteamiento sobre la naturaleza de la ciencia en general y de la psicología en particular. Concomitante a esto, destaca la atmósfera pragmática y empiricista de la comunidad científica anglosajona de este siglo. Bajo la convicción de que la ciencia constituye un proceso de acumulación de datos "verdaderos" o "fiables", se soslayó toda propuesta teórica que no fuera directamente traducible a operaciones experimentales y/o prácticas. Kantor formuló un metasistema para la psicología. Nada más contradictorio a su esfuerzo sería el que hubiera propuesto "la manera" de hacerlo "práctico". Como Schoenfeld (1969) lo subraya en su retrospectiva: "el lector... queda nuevamente con un sentimiento de 'a dónde voy desde aquí'. Otra vez el resultado ha sido que se juzga que el pensamiento de Kantor es improductivo, cuando es el nuestro propio el que ha mostrado pocos recursos" (p. 334).
Por qué se le vuelve entonces a considerar en los últimos quince a?os? Aparte de la influencia de S.W. Bijou (manifiesta en R. Wahler y D. Baer entre otros) al introducir de manera sistemática el concepto de factor disposicional en el análisis de la conducta, y de la brillante valoración que hace Schoenfeld de dos de las obras más sustanciales de Kantor, pienso que el propio estado de la teoría de la conducta a finales de los sesenta procuró la condición crítka. Sin lugar a dudas, a pesar del espíritu "religioso" prevaleciente hasta 1970 respecto a la capacidad de la teoría del condicionamiento para dar respuesta final a los problemas que plantea el conocimiento de la conducta, se ha comenzado a perder la fe ciega en que sea suficiente analizar las contingencias de "reforzamiento" para abordar el comportamiento animal y humano. Las numerosas anomalías, contradicciones, paradojas y casos particulares que han surgido en la literatura, así como la evidencia de que con un conjunto reducido de categorías (Michael, 1982) es difícil analizar la complejidad del comportamiento humano, e incluso a la conducta animal, ha favorecido que algunos dirijan nuevamente su atención hacia las propuestas de Kantor, así como otros han vuelto la mirada a modelos biológicos y económicos confiando en que estas disciplinas procuren las soluciones buscadas. En este mismo contexto, ha resurgido el mentalismo en la forma de incursiones teóricas a la cognición animal y humana (Mahoney, 1974; Shimp, 1976). Este surgimiento del mentalismo justifica la preocupación vigilante de Kantor por la presencia del dualismo como una tradición permanente de pensamiento en la ciencia de occidente. No es de extra?ar, sin embargo, que la revaloración de la obra de Kantor no sea fácil de transformarse en una estrategia sistemática para abordar, de modo nuevo, viejos problemas. Parte implica reconocer que los problemas no estan "ahí", sino que son, en gran medida, producto de nuestra interacción conceptual con los eventos. Parte consiste en reconocer que Kantor propuso formas generales de análisis, y que, de ninguna manera proporcionó o intentó dar una explicación terminada de las diversas interrogantes del conocimiento psicológico. Provenimos de una tradición en que los problemas son ?esueltos mediante su interpretación más o menos sistemática en términos de estímulos discriminativos, clases de respuestas y reforzadores. Por ello requerimos ahora de un largo proceso de flexibilización conceptual y de ubicación correcta del valor real de los datos y aplicaciones, antes de ubicamos en un marco de referencia conceptual abierto que hace hincapié en en análisis de la especificidad de los eventos y la enorme complejidad, a la vez, de los fenómenos del comportamiento.
Cuáles fueron las aportaciones fundamentales de Kantor para la consolidación de una ciencia de lo psicológico? Indudablemente fueron múltiples. Mencionaremos algunas de ellas.
Como heredero directo de la tradición aristotélica de pensamientó, Kantor nos ense?ó a ubicar los problemas conceptuales de la psicología en el marco de su desenvolvimiento histórico. Los problemas de la teoría y la investigación no son meras instancias de aplicación de una metodología formal sino que, al contrario, son siempre la resultante de un proceso histórico en el que los factores culturales y sociales de la época contextualizan la forma de abordar una disciplina. Volver a Aristóteles y su obra científica (la Physica, el De Anima, los Parvus Naturalia) nos revela lo que Kantor entiende por un enfoque naturalista de la ciencia. No se trata obviamente de una concepción positivista estrecha, sino el considerar que los eventos y el acto de conocimiento mismo son en sí formas de interacción específicas que obedecen a condiciones históricas y situacionales particulares. Releer en especial De Anima, nos ubica frente al frescor y a la módemidad actuales del pensamiento aristotélico. El alma aristotélica es el antecedente necesario del concepto de interconducta el cual por cierto, como lo se?ala Schoenfeld, fue usado por Kantor por vez primera en su Objective Psychology of Grammar (p. 178), y después apareció como categoría destacada en su Psychology and Logic vol. 1) en 1945. El alma aristotélica no se concibe como uná substancia o esencia distinta e independiente del cuerpo de los seres vivos --aquellos que se nutren, crecen y corrompen. El alma para Aristóteles es la funcionalidad intrínseca a las formas de los organismos, o como él lo dice, es la potencia en acto de un cuerpo que tiene vida. No hay alma fuera ni dentro del cuerpo. El alma no es más que la posibilidad realizada (potencia) de actuar de un cuerpo vivo. El alma es por tanto función interactiva pues la potencia no se manifiesta más que como acto frente á otros cuerpos.
El pensamiento trascendental cristiano y occidental separó al mundo de las formas del mundo de los cuerpos y los eventos, y al reificar su existencia separada, sustantivó al alma como una entidad autónoma y supraordinada al cuerpo. La substancialización del alma por Agustin de Hipona, Plotino y Tomás de Aquino, culminó en el pensamiento interaccionista cartesiano y el paralelismo de Leibnitz, que fundamentaron la psicología como la disciplina encargada del estudio de estas relaciones. El seguimiento histórico del problema en Kantor es indispensable para comprender las razones que subyacen al dualismo y su incompatibilidad con una ciencia genuina de la psicología.
Otros aspectos destacan en Kantor como consecuencia de su postura antidualista históricamente fundamentada. Uno de ellos, central a gran número de problemas teóricos sobre el comportamiento, es la delimitación de las relaciones que guarda la psicología con la ciencia biológica y la ciencia social. La primera distinción pertinente es la que da entre conducta biológica y conducta psicológica o interconducta. La interconducta es interacción, y por consiguiente incluye una relación entre eventos de estímulos y conducta del organismo. La interconducta es una función' estímulo-respuesta y comprende tanto a los objetos de estímulo como al organismo que interactúa. La conducta biológica es la acción del organismo tal como se integra en sistemas reactivos de distinta molaridad, de acuerdo a las condiciones' específicas de estímulo. El estudio de la conducta psicológica no puede limitarse a la conducta del organismo, a su dimensión organocéntrica, pues ésta es puramente cónducta biológica. Como componente de la interconducta participa en ella y es condición necesaria, pero la dimensión psicológica implica la especificidad de las condiciones y de los eventos con que dicha conducta entra en contacto funcional. El conocimiento de los procesos biológicos vinculados a la acción del organismo, aún cuando importante en la dilucidación de los factores que participan en uná interacción, no son causales del comportamiento psicológico. Son componente's reactivos 'de la conducta psicológica.
He ahí un argume?to que plantea tres objeciones automáticamente a muchas de las tendencias todavía vigentes en la teorización psicológica: a) las explicaciones de lo biológico y sus categorías no son suficientes para comprender la cónducta psicológica; b) las funciónes psicológicas son interacciones y por consiguiente no son identificables con ocurrencias o estados internos del organismo; y, c) las funciones psicológicas en la medida en que son interacciones entre el organismo y los objetos y eventos de estímulo no pueden ser concebidas, reductivamente, como funciones del sistema nervioso o cualesquier otro proceso' del organismo.
La interconducta en el ser humano incluye, por definición, no sólo a los objetos y eventos físicos sino también a los productos y prácticas culturales. No 'es de incumbencia directa de la psicología explicar el, origen, procesos y caracten'sticas de dichas prácticas y objetos culturales, pero si lo' es analizar las f~rmas particulares de interacción de las que dichas prácticas y objetos culturales se constituyen en condiciones específicas. No hay espíritus ni esencias trascendentes que distingan al hombre de los animales. Sólo destaca su especificidad como un ser cultural que interactúa con otros y sus productos en términos de las propias formas reactivas y funciones que la condición social impone. No sólo eso. El ser humano puede, y lo hace permanentemente, interactuar consigo mismo, es decir, puede autorrelacionarse funcionalmente en razón de las características reactivas distintivas que la cultura humana le otorgan: el lenguaje y el discurso.
El lenguaje es central en 'los escritos de Kantor, no sólo como forma de interconducta particular al hombre, sino para distinguir a los productos simbólicos muertos de la interconducta como proceso vivo, genuinamente funcional. Los productos de la interconducta adquieren una existencia formal, vbgr., la lógica, la matemática, etc., pero ni son idénticos al proceso intercondúctual que los originó como evento, ni constituyen tampoco los marcos de referencia para explicar dicha interconducta, y mucho menos asumir que ella es puramente un epifenómeno individual de estructuras "cognoscitivas" que así se "expresan". Esta posición se evidencia no sólo en el tratamiento que hace del lenguaje como interconducta y su distinción respecto abs productos linguisticos y las normas o reglas gramaticales, sino que también se manifiesta en la crítica que hace a la epistemología formalista que asigna a la lógica la "posesión" de los procesos del pensamiento en formas de reglas o categorías inmanentes. En Psychology and Logíc, The Logíc of Modern Scíence e Interbehavioral Philosophy aborda los problemas de construcción teórica y de la lógica como interconducta, rechazando toda estructura conceptual ideal reguladora del pensar, que no sea producto de relaciones específicas entre el individuo y los objetos naturales y simbólicos en condiciones particulares. Desde otra perspectiva, en Kantor se encuentran muchas de las innovaciones propuestas posteriormente por Ryle (1949), Popper (1970) y Kuhn (1979) en relación a las diferencias entre el conocer y las descripciones y enunciados del acto de conocimiento, así como entre el proceso de conocer, describir y teorizar y las formas de exposición de los productos de dicho proceso.
Finalmente, no puede dejarse de mencionar su insistencia para que se abandonen los análisis causales mecanicistas, que plantean la necesidad de explicar la conducta o acción del organismo como función de otras variables precedentes inmediatas--sean internas o externas. Su concepción de la interconducta como un campo no tenía nada ver que con los modelos de campo importados de la Topología o el Electromagnetismo. Un campo interconductual era concebido como un sistema complejo de interdependencias en el que se daba una interconducta (acción y objeto conjuntos) bajo el contexto de factores de la situación externa, del propio organismo y la historia interactiva con que se iniciaba la relación. No es cambiar un modelo explicativo unicausal por otro multicausal, sino, se?alar, primero, que la conducta no es el efecto a explicar, sino que la interconducta como proceso se explica en la medida en que se describe en las condiciones situacionales e históricas en que tiene lugar, y segundo, que la interacción misma no es causal ni causada, sino que depende de múltiples factores pertinentes al organismo, al medio de contacto y a los objetos y eventos de estímulo. Los factores disposicionales facilitan e interfieren la interacción, no la causan. Son factores que tienen que ver con tendencuzs de interacción y no con causas. Obviamente este abordaje analítico no sólo hace énfasis en la complejidad de toda interconducta, sino que se contrapone a las formas analíticas dominantes en términos de causación mecánica por factores contiguos en tiempo y espacio--directos o mediados--que actúan linealmente sobre la acción del organismo. Nada más fuera de lugar, por consiguiente, que atribuir a Kantor, como algunos lo hacen, alguna forma de ambientalismo o pragmatismo.
Kantor fue un agudo observador y protagonista de la evolución de la psicología, de su penetración permanente por nuevas formas disfrazadas de dualismo y trascendentalismo, de la pervivencia de viejas tradiciones de pensamiento antinaturalista bajo el ropaje de modernas técnicas de cuantificación y de sofisticados modelos y aparataje instrumental. Fue una conciencia vigilante de la psicología, en la medida en que haciendo a un lado la apariencia cientificista superficial de las nuevas proposiciones, denunciaba su compromiso con premisas dualistas que, en última instancia, se convertían en obstáculos reales para la consolidación de una psicología científica genuina, complementaria del conocimiento de las otras disciplinas científicas ya cimentadas.
No es de extra?ar que lo último que escribiera antes de morir, y que fue encontrado en una hoja sobre su escritorio, reflejara esta extraordinaria pasión por la construcción de un'a psicología científica: "Ningún espíritu, espectro, duende, noumeno, superstición, trascendentalismo, misticismo, vínculo invisible, creador supremo, ángel, demonio".